El ajetreo de la vida diaria y más en esta época de incertidumbre es algo que aceptamos por defecto. Es irónico que vivir con atención sea percibido como algo que requiere esfuerzo. Sin embargo, cada vez más gente está aprendiendo de primera mano que más rápido no significa mejor y que urgente no siempre equivale a importante.
Si estás leyendo esto y sientes que estás intentando acelerar con el freno de mano puesto, puede deberse a que no has establecido claramente tus prioridades y lo que viene a continuación puede interesarte.
¿En lugar de disfrutar solamente ciertas partes del día, por qué no disfrutarlo entero? ¿En lugar de vivir una vida a medias, no preferirías vivir una vida completa? Después de todo, cada una de las pequeñas decisiones y acciones del día a día, son determinantes de cómo serán nuestros años venideros.
Cuando te paras a conectar más intensamente con aquello que estás haciendo, estás obligándote a ver lo que sucede dentro de ti, y esta, es una de las razones por las que nos cuesta tanto bajar revoluciones y vivir más lentamente. Ir rápido o en control automático es una forma de mirar hacia otro lado. Las prisas son una manera de huir de aquello que surge de nuestro interior.
Esta atención y consciencia activa nos ayuda a restaurar nuestro equilibrio y a enfocarnos más en ser y no tanto en hacer.
Vivir más conscientemente no significa vivir a cámara lenta, significa hacerlo a la velocidad adecuada y marcar el ritmo en lugar de correr para completar una lista de tareas.
No significa perder el tiempo haciendo todo más despacio sino, ganar tiempo haciendo aquellas cosas que son más importantes para ti.
A continuación te propongo algunas ideas para que comiences a vivir un poco más conscientemente.