Hay personas que creen que este tiempo no es apropiado para cambiar hábitos, cuidarse o adelgazar, y, en cambio, es la mejor oportunidad para comprobar que cualquier cambio y aprendizaje es real, que si realmente quieres, puedes, y que, ante los imprevistos que surgen, tenemos los recursos suficientes para gestionarlos eficazmente.
No cabe duda que el verano es tiempo para vivir más despacio, para desconectar y disfrutar de los que viven lejos. Es tiempo de reunirse y ¡bingo! La mayoría de las quedadas son entorno a la mesa, por eso hoy te dejamos unos consejos para conseguir un verano saludable.
LO QUE SÍ ESTÁ EN TUS MANOS
- Mantén unos horarios de sueño y de comidas en la medida de lo posible. Mantener ciertos hábitos en tu rutina te ayudará a sentir que no todo se está descontrolando.
- Come sentadx de principio a fin, evita comer de pie mientras pones una lavadora, guardas la compra… La mente sólo puede dedicar atención plena a una actividad, hacer dos cosas a la vez implica que “no estás” en una de ellas, por lo que si comes sin prestar atención sentirás el deseo de volver a comer lo que no disfrutaste, piensa que el tiempo de comer debe ser para comer.
- Evita picotear entre horas, antes de picotear recuérdate a ti mismx: “no es momento de comer”.
- Evita llegar con apetito a las comidas. Con hambre… ¡no se piensa bien! ¡Cuida también cuándo haces la compra!
- Comer mala calidad puntualmente no es reflejo de una rutina habitual, pero si vas a comer mal con cierta frecuencia, busca la versión saludable de ese plato/dulce/helado que tanto te gusta.
- Acompaña las comidas con agua, deja el consumo de refrescos y/o alcohol para momentos puntuales donde realmente los disfrutes.
- Antes de salir a comer o cenar, planifica cómo vas a gestionar el momento. Ten en cuenta que no siempre puedes controlar qué vas a comer, pero siempre podrás controlar cómo lo vas a gestionar. Recuerda eso de… si no puedes con tu enemigo, ¡únete a él!
- Además, una vez que estés en la mesa, deja que los demás se sirvan primero, a continuación, desde la calma, sírvete tú.
- Ten como referencia tu plato. Prueba de todo lo que haya en la mesa, pero evita repetir plato. Cuando repites plato no lo haces por hambre y, sin darte cuenta, pierdes el control sobre lo que estás comiendo.
- Deja el tenedor en la mesa entre bocado y bocado. Te ayudará a comer despacio, a saciarte e identificar mejor esa saciedad ayudándote a la hora de seguir (o no) comiendo.
- Sé independiente en tus elecciones, que los demás elijan tomar algo, no implica que, en ese momento, a ti te compense.
- Cuidado con los pequeños detalles. Evidentemente no pasa nada por tomarte un día un helado, una caña o un dulce, pero observa la frecuencia real del consumo de estos alimentos. Seguro es más de lo que crees.
- ¡Di adiós a la culpabilidad! Si en algún momento te has dejado llevar y has actuado antes de pensar, para y reflexiona sobre ese momento. Te permitirá tomar conciencia para no cometer el mismo error la próxima vez. Quedarte en la culpabilidad (y no reflexionar) lo único que provoca es que sigas cometiendo el mismo error: actuar antes de pensar.
- ¡Muévete! Descubre una ruta por el monte, nada en la piscina, prueba algún deporte de agua o pasea por la playa. El verano te ofrece muchas, diferentes y divertidas propuestas para mantenerte activx.
¡Sobre todo! Recuerda que, cuando sales a comer, lo haces para disfrutar de la compañía y del entorno, la comida también es un auténtico disfrute, pero que no sea el plato principal de tu atención.
¡FELIZ VERANO!